Para entender lo terrible de la minería a cielo abierto, lo peligroso para las personas y degradante para el medio ambiente que es esta práctica, basta con mirar a la mina del pueblo Cerro de Pasco, en Perú.
Durante la última semana, ésta fue noticia a nivel internacional porque la misma está avanzando tanto que literalmente está 'comiéndose' al pueblo que la rodea.
De acuerdo a AP, la mina cubre de polvo a los hogares, ha contaminado tanto el suelo que las comunidades Quechuas ya no pueden hacer crecer lechuga y papas, y las canillas sólo funcionan unas seis horas a la semana, porque el 80% del agua va a la mina.
Muchos de los niños del pueblo sufren de altos niveles de metales pesados en la sangre, lo cual causa trastornos cerebrales como la falta de memoria y atención.
Según AP, ya se ha establecido la necesidad de relocalizar al pueblo, pero, para hacerlo, el gobierno local asegura que se necesitan 500 millones de dólares que no están disponibles.
Mientras las comunidades de distintos proyectos mineros en el país protestan en enfrentamientos que dejaron a varias personas muertas, el gobierno peruano se encuentra ante un conflicto: salvar trabajo y exportaciones para el país, o salvar al medio ambiente.
Es que el 60% de las exportaciones de Perú vienen de la minería, y por ello el gobierno la considera vital para la economía del país. Los dirigentes defienden que las nuevas tecnologías han disminuido la contaminación ambiental, pero el daño a zonas como Cerro de Pasco demuestran una realidad muy distinta.
El alcalde local del pueblo incluso ha logrado negociar con la mina una compensación de 10 millones para la reconstrucción del pueblo y de otros 10 millones para construir carreteras y sistemas de agua, pero asegura que frenar su expansión estaba fuera de discusión.
¿Fuera de discusión? Aún entendiendo lo vital de este recurso económico, no cabe preguntarse ¿de qué sirve el dinero si ya no existe una tierra sana donde vivir?
La minería a cielo abierto funciona volando montañas con explosivos y utilizando cianuro para separar el oro de las rocas en un proceso llamado lixiviado con cianuro. Este utiliza miles de metros cúbicos de agua por día, que, contaminada con tóxicos y metales pesados, se deposita en piletones de agua altamente contaminada. Estos muchas veces se fracturan y el peligroso líquido termina en ríos y cursos de agua.
Leyes mineras permisivas en años pasados han autorizado estas prácticas también en otros países de Latino América como Argentina, en donde diferentes campañas están intentando frenar la práctica. No es para menos: con sólo leer cómo funciona, parece extraño pensar que alguien, alguna vez, haya autorizado a que la minería a cielo abierto siquiera exista.
Publicado el 06:35 a.m. en América del Sur, Contaminación , Mala
Fuente: Descubre el Verde Blog
Discovery Channel en Español
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